jueves, 17 de julio de 2008

POEMAS DE ALEJANDRA PIZARNIK

A LA ESPERA DE LA OSCURIDAD

Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
perdidas en el canto de los helados campanarios.
Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destinoSin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos


LA ENAMORADA

esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra alejandra no lo niegues
hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba pero tu amado no volvió
enviarás mensajes sonreirás tremolarás tus manos
así volverá tu amado tan amado
oyes la demente sirena que lo robó el barco
con barbas de espuma donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego que aquella mujer
enamorada fuiste tú
te remuerden los días te culpan las noches te duele la vida
tanto tanto desesperada ¿adónde vas? desesperada ¡nada más!

(Alejandra Pizarnik, de La última inocencia, 1956)


SALVACIÓN

Se fuga la isla
Y la muchacha vuelve a escalar el viento y a descubrir la muerte del pájaro profeta
Ahora es el fuego sometido
Ahora es la carne la hoja la piedra perdidos en la fuente del tormento como el navegante en el horror de la civilización que purifica la caída de la noche
Ahora la muchacha halla la máscara del infinito y rompe el muro de la poesía.

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