viernes, 18 de julio de 2008

MICRORRELATOS 2


EXTRACTADOS DE "BONITOS OJOS CIEGOS, MICRORRELATOS", DE EDUARDO CHINASKY.


*PLAYAS JÓNICAS

Sobre las playas jónicas, en el mediodìa famélico, cuando se acorta la sombra de los olivos y el Bien y el Mal se dan la mano, lo simétrico huye.



*DEIDAD

Émula de la llama, eres la púrpura hermosa de la deidad de la que brotan las espumas,
con un estremecimiento de sombra.



*ESCLAVO DE LOS MINUTOS

En el bochorno de los minutos, el concilio de soles se funden en un prisma rojo.



*MAR ERMITAÑO

He negado tres veces la tierra. Dos veces, al verano de los huracanes.Una, al paìs de las águilas, del oso, de la gamuza. Mil, al mar ermitaño. Nunca, a la ingravidez musical del aire.



*LA QUIMERA

El círculo que eres se desvanece en la luminosa beatitud de la quimera de tus deseos, a la sombra del murmullo de tu mente.



*ALTAR

En el altar del mundo, el salmo devoto de los eremitas. En la nave ligera del espíritu, un sumiso temblor de palabras.



*ESPINAS

Procurando en vano la caza del amor, ya llorando, eres aún un ìdolo de piedra en el bosque. Tienes derecho sagrado a la victoria. ¿Duelen todavía las espinas en tu cuerpo desgarrado?



*MEDUSA ELECTRÓNICA

La Medusa Electrónica dice: "Bajo la mella creciente de la luna, la cazadora de corceles (carne supersticiosa, resumen de las teogonías del norte), brota como una aparición. Justo cuando llega la noche, justo en el momento en que toda la vida química pide luz".



*CASI MÍO

Ya eres casi mío, me digo -con algo de audacia, lo admito- a mí mismo .



*YO MISMO

Mejor será que me cuentes lo que no sé de estos cuatros años terribles-propone mi imagen.



*AGUAS PROFUNDAS DEL RECUERDO

-¡Perdóname!- le interrumpe él, asustado de que ella haga una una excursiòn dolorosa por las aguas del recuerdo. Y la envuelve en una red de sutiles frases: yo trabajaré para tí hasta hacerte olvidar todo mi delito; iremos juntos por la vida, ala con ala, como un ave sola.
-Yo te perdono -dijo ella- si pruebas que me quieres un poco...
-¿Un poco?
-¡Me debes tanto!
-Te lo pagaré con usura.
-¿Ah, sí?- dice ella, y en su sonrisa se adivinan pensamientos de tortura a largo plazo. Una gota de veneno al dìa destruye lentamente. Sólo hace falta un poco de rencor añejado y la paciencia de la crueldad.



*ROSAL TREPADOR

Llegaba acicalado y jovial, descubriendo los dientes postizos con una sonrisa insinuante. Había sido rubio y conservaba aún algún cabello pálido, muy bien distribuido en la calvicie prematura. La destrucción aparente de su físico, contrastaba con su carácter risueño, su agilidad, y su firme salud, bien aliñados de presunción y de lujo. Y aunque no se le habìa conocido próposito formal de casamiento, era, en las propicias ocasiones, un empedernido galanteador de muchachas.
En ese menester está, custodiando sus palabras con el esmero de quien camina delicadamente para no pisar alguna planta; y la chica las recibe agradecida, cuando se les acerca una sombra desconocida recogiendo en seguida un indicio; y, paciente, esperando el momento justo, la sombra los abandona juntos, recortados en la violenta claridad de la ventana, casi traslúcidos los pensamientos como las hojas del rosal trepador que se afinaban en el aire...



* MONTAÑÉS

¡Protesto! -le grito a la sombra-, yo soy un predicador del mejor optimismo, el único y racional que nos conduce a la ventura eterna, más allá de los sìmbolos y los calvarios, donde todo es paz y reconocimiento en nuestra grande hora meridiana, cuando el hombre pierde su sombra.



* CRIATURAS

Sí, me causan una lástima desgarradora las criaturas; desde el niño engendrado que no llega a ver la luz, y el recién nacido que es un llanto nuevo, hasta el viejo que muere sin conocer la sabiduría, ni oír siquiera el susurro de Dios. Siento también pena por el alma de todas lss cosas que viven en el polvo y la las piedras, y de los animales pacíficos, siervos inocentes de la Divinidad.



*ARENAS DEL MAR

Todas las esperanzas terrenas no pueden ir más lejos que la espantosa realidad, que es la muerte. Y para dar un buen fruto, han de convertirse en altruísmo, desinterés, benevolencias y ternuras plenas de sacrificios. Esta actitud nunca nos hará felices, porque el dolor, hijo de los siglos, es más pesado que las arenas del mar.



*EN SU REINO

No sabe de persecuciones. Está en su reino. Siente el hálito dominador de las criaturas invencibles, porque gobierna dentro de una paz acumulada por los siglos


*EL COLGADO

“¡Díganme qué se celebrará mañana!”, dijo el colgado en el último minuto.Y sonrió.



*NUDOS MARINEROS

Te conquisté, y te hice mil nudos marineros. Tomè tus brazos y los hice un nudo tipo As de Guía Flamenco; luego tomé tu lengua e hice un nudo Margarita; con tu sexo hice un Envergue; con tu mente deforme, uno de Cadeneta y Calzonete; con tus nervios òpticos un nudo tipo Piña de Capòn; con tus sufrimientos, un Ballenstrinque Doble; con tus senos uno de Ventolina. Con nuestro tiempo juntos, uno de Vuelta Redonda y Espeque (difìcil). Y luego me desparecì, claro.



* DIBUJOS SUBTERRÁNEOS

Las ballenas vuelan torpemente. Y el Niño Indio reposa en lo más profundo del mar azul; junto a los calamares gigantes que lo condenan para siempre a ser libre y feliz.



* CRUCIFIXION DE SU DOMINIO

Y se domina desde allí una región igual que desde una plaza inexpungable a salvo de todo enemigo.. Ninguna sombra puede ensombrecer la Catedral, desnuda y torrada encima de los gigantescos murallones, recogiendo toda la luz en el dorado tibio de la sillería como si fuera un rostro de carne.
De pronto, dos hombres notan como como sube desde lo sumergido toda la inquietud de la oscuridad. Es un callado tanteo de ramas en la penumbra, apenas un surco de reptiles por los estribos y contrafuertes, el crujir silencioso de las leñas perdidas y remotas; un hálito de relente y soledad; una constante sensación de enigmas que brota de de los rincones, y trepa hasta la raigambre heroica de las hayas, hasta las cimas del santuario. “Es la noche “, murmura uno de ellos, absorto, sintiendo que la presente incertidumbre se origina en realidad en sí mismo. Y sobre él reptan el frío y la humedad, las tinieblas, la magia de ese viento redondo que al anochecer rompe la hermética clausura de los cálices y derrama sus amargos perfumes bajo el azogue de los luceros...
“¿Pensaste que que hoy vendría sólo para hacete sufrir?”, dice el otro hombre- apenas una silueta en el crepúsculo- “Es que eres distinto. Tienes el deber, como toda criatura superior, de expresar tu misterio, de abrir tu alma pródigamente”



*ETERNIDAD DE LA DESOLACIÓN

-¿Eterna?- preguntó desoladamente.
-Lo eterno es actual; ya lo hemos comenzado a vivir.



* EL SACERDOTE

El sacerdote percibe el manso delirio de la naturaleza, tan insidioso a esta hora que desata las trenzas del follaje y oscurece, indeciso, el país eterno de las nubes. Pero su espìritu sediento y hondo contempla y escucha en sentido reverente, y asiste al rumor difuso de oraciones empapado de un aroma en las tierras pìas, los arcos y ojivas góticas, donde resuenan los ecos de cantos piadosos. Va a comenzar la Santa Vigilia, se entonará el Rosario y el Himno al Santo, la procesión con luces que maduran como frutos de la sombra en los primeros instantes del anochecer. Los cuervos que anidan desde tiempo inmemorial sobre la Gruta de la Virgen vuelven a su resguardo, puntuales, y se posan en la cruz absidial de la Basílica, para unirse, antes de recogerse en un solo vuelo. Son, seguramente, la la primera ráfaga de la noche y someten su agitación al hogar de las gárgolas con beata mansedumbre, lo mismo que las histíoricas abejas del santuario. Al dar ellos el toque de refugio, con admirable exactitud, se alborotan en la montaña cercana las aves menores -la música sombría de las alas en aire. Cigueñas, chorlitos, todos en un tropel medroso y ligero que huye desde los senderos finos mientras expira el sol de frente a la Basílica como una gran rosa desmembrada.
“Siento el rastro de cuanto vive - se dice el sacerdote- pero no me aconcoja”.



* SONIDO DE MALDAD

-Siento el ruido de cada gota de las fuentes que mueren en la mar.
-También yo -dice él, siempre encendido un fuego malo en las pupilas insaciables.



* PODER

-Le odio atrozmente, me dice el joven con impulso desatinado.
-Pues no hay que ir más rápido que los vientos, hijo mío.
-Y hasta del huracán, si tuviera yo así más poder contra la desgracia.
-¡Modérate, criatura! ¿Cuando el Señor produce flores para saciar el hambre de los brutos, no he de tener un remedio para tì?



* ESPERANDO LAS ESTRELLAS

Parecen, a esta hora, las piedras más blancas, los árboles más oscuros, los aguijones del país más asequibles. Abajo, en los hoyos del sable, en la tersura verde del bosque, se escondde el río mudo y quieto, esperando las estrellas.
La noche. Reptan ahora sobre mí el frío y la humedad, las tinieblas y los murmullos, la magia antigua de ese viento redondo que al anochecer rompe la clausura de muchos cálices y derrama sus amargos perfumes bajo el azogue de los luceros....



* HERMANAS

-La Noche y la Muerte son muy parecidas.
-Hermanas del sueño.
-Dormir y no soñar sería una ventaja.
-Sería no vivir.
-Tiene usted razón.
-Hay que morir, entonces- digo con exquisito pavor.



* DE GOCE O DE CASTIGO

Desmereciendo el bien humano -que es relativo- y estimando el divino, que -claro está- es absoluto. Se dice así de fácil; lo difícil es discernir estos bienes bajo el peso de la Humanidad, cuando el dolor es más grande que las almas y el instinto nos obliga a querer lo transitorio, por lo mismo que huye y no vuelve; mientras que para lo imperecedero nos queda toda la eternidad.
-El que ha hecho daño y no lo sufre...el que ha hecho daño y no lo sufre...el que ha hecho daño y no lo sufre... repiten a coro una y otra vez los ángeles.



*HACIA ARRIBA POR EL RÍO DE LA MEMORIA

Surge elevándose como un plus ultra por el sendero nítido y libre de los aires; como el canal que lleva el agua bendita de la continuidad desde el río histórico, para las aspersiones modernas de la raza. La memoria interrumpe el hereditario valer de un país sediento de expansión como ninguno, rico siempre en médulas de fraternidad, misterioso y distinto para que el sabio no se canse nunca de aprender.
Alta señal en los caminos universales
Pueblos del amanecer
Esplendor de la primera luz
¿Cuál es la tierra que ama al prójimo como a sí misma?



* CANTO DE LA FOSFORESCENCIA

Adónde los locos miraban con ojos idiotas. Adónde las olas se mecían con los muertos de todas las edades Adónde las estrellas se convertían se convertían en un estanque, y yó nadé en él. Adónde el azul se convierte en un licor más salvaje que la música. Ví todas las cosas que los hombres creyeron ver, pero las veía de veras. Oí el canto de la fosforescencia, ví las mareas del tiempo que parecían toros enloquecidos saliendo en estampida del océano, batiendo los arrecifes con los cascos. Ví especies botánicas imposibles, donde las flores tenían piel humana y ojos como grandes gatos. Fueron años y siglos, y fué un parpadeo. Soñé noches verdes. Conocí paisajes donde el horizonte se convertía en un gran cascada. La nave que fuí yo iba tripulada de niños, ùltimos sobrevivientes de El Dorado. Caballos de mar espaciales brincaban frente a mí. Los meses de verano martillaban el sol. Cielos delirantes se abrían a los errabundos. Y el Cosmos me pareció un lago donde un niño triste, apoyado en las manos y en las rodillas, hacía navegar un barco de juguete tan frágil como una mariposa en primavera. Oh, orgullo de banderas no recordadas, la arrogancia de los últimos prisioneros.



* EL VIAJERO

Hay luz en la casa. Un cirio pálido en esta noche sembrada de luna. Si el viajero se atreviese a ir junto a su prometida, siquiera unos minutos, acaso recobrara los pensamientos claros y audaces que le comunica ella como un perfume de su robustez espiritual. Pero él contempla un instante la ventana con pesar y sigue corriendo. Es más fácil huir que desobedecer a las conveniencias sociales en inoportuna visita y exponerse a que su novia le pregunte por el anillo, o le averigue en los ojos las preocupaciones y el desaliento. Lo más urgente es salir de estos broncos lugares que le echan encima sus gritos y sus penumbras. Se sufre como un tormento el viejo yugo de los montes, y él quisiera llegar a un sitio ilimitado, silencioso, riente. Lo que lo seduce es evitarse impresiones nuevas, esfuerzos de atención, dudas y pesquisas incómodas. Se necesita -primeramente- descansar en lo frecuente y conocido, sin alteraciones, para calmar el sistema nervioso. Después...
¿Qué hacer después? Se estremece pensando en su miserable dinero y en la ignorancia de medios para conseguirlo. ¿Por dónde empezar a trabajar, en qué y cómo?
Esta no es la hora de una buena solución: acaso mañana. Hoy, lo que siente es el disgusto del desaliño, el deseo del baño y la ropa limpia, la necesidad del reposo y el sueño. Con semejantes apuros físicos no hay quien se atreva a cimentar un porvenir. Ya vendrán el descanso, la sedante paz, la la calma bienhechora que reanima y estimula.
Es momento de estirarse en los almohadones, tratando de dormir -sin lograrlo- cerrados los ojos al torbellino de los árboles, al desfile de las montañas, al temblor de las estrellas veladoras. Todo resurge y pulsa, suspendiendo la vida en esta ocasión viril, para después continuar gozándola, sin haberla ganado.
Y como el viajero ha sabido regular los pasos enflaquecidos por senderos apacibles, cuando sale del embudo tétrico de los montes, se mete en la agitada carretera de la costa, donde retumba la marejada en el osado viento del mar, y el bárbaro acantilado despide los ecos amenazadores del oleaje. Así el incauto vividor se hurta, desidioso, a los acentos sublimes de las cumbres para caer en los rugidos insomnes de la bahía.
Esta noche hay tormenta.


*SIEMPRE

Siempre anda vagando sin sentido por los salones. Escuchando las mismas dos notas. Inclinando la cabeza. Caminado bajo las arañas del palacio. Siempre con la mirada perdida. La dos notas le martillan el cerebro. Son un sinfín. Siempre quiere -aunque no lo dice- ganar la vida humana de mi corazón. Y me pregunta si se puede distraer aunque sea un momento, buscando con duro ahínco la felicidad de sus hermanos, mientras no parece necesitar más que un vaso de agua y una escudilla de flores.
Aquí no hay más que útiles modestos de limpieza, una cama pulcra y humilde, libros, planos, algunas fotografías artísticas, papeles; sobre la mesa, entre los materiales de una pródiga labor, el aútentico vaso con agua fría de la roca con lirios silvestres: el cárdeno, el amarillo de Germania, el azul de España; todos ellos florecidos como un alarde copioso de hermosura. Huele las fragancias. Aquí se recluye, lo más cerca de las nubes y de las cimas, sin negarse nunca a quien reclama sus dádivas. Es éste su cuarto atestado de documentos innumerables; datos sobre antiquísimas raíces, que atestiguan desde las turbas prehistóricas una escala ascendente de virtudes.
Siempre se resguarda con valentía de aquel ambiente, que infunde un mortal desaliento, lleva en sí demasiado encendida la llama de los sentidos, vive de sueño en sueño.
Y concluye:
-Esta desesperación inhumana la he sentido yo bajar en torrentes y venadavales, desde todas las cimas del mundo y detenerse a apenas diez mil milímetros de mi corazón.

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