jueves, 17 de julio de 2008

PAUL CELAN


PAUL CELAN, LA POESÍA DE LA MUERTE


POR LILIANA PIÑEIRO

Herido por el horror y apenas cicatrizado, el siglo veinte nos ha dado el poeta de su tragedia..¿Era imposible la poesía después de Auschwitz? Paul Celan desmiente a Theodor Adorno en el idioma de los asesinos. En un único movimiento, el poeta soporta un “cuerpo a cuerpo” con la lengua alemana y la redime, posibilitando “que la escritura poética advenga, es decir, sea un acontecimiento que la marque” (Derrida). Nombra y hace silencio, en medio de la “hierba, escrita separadamente”.

En “Fuga de muerte” , voces en contrapunto dan cuenta de la crueldad del verdugo y la degradación de sus semejantes. Entre el poder del Uno y el plural de sus víctimas estalla la muerte. El cabello de sus mujeres es metáfora de tragedia. Con música de violines la masacre es refinada: la mayor espiritualidad acompaña la mayor atrocidad.

Negra leche del amanecer te bebemos por la noche
te bebemos al mediodía y de mañana te bebemos por la tarde
te bebemos y bebemos
un hombre vive en la casa tu dorada cabellera Margarita
tu cabellera cenicienta Sulamita él juega con serpientes

Grita tocad más gravemente los violines luego
ascenderéis como humo en el aire
luego tendréis una fosa en las nubes allí no hay estrechez

A partir de este poema, el poeta se da a sí mismo un nombre. Firma como testigo de una generación espantada, que guarda en su retina los cadáveres apilados frente a los hornos, el humo de un fuego innombrable.

Celan conocía ocho idiomas y tradujo a grandes poetas, entre ellos a Ossip Mandelstam, cuyo poema “El Siglo” recorre dolorosamente la medida de su época. ¿Es en el entrecruzamiento de lenguas donde pudo apreciar el peso de cada palabra, rescatar su condición paradojal? “El tránsito a través de contradicciones, y ya no más a través de imágenes por entero encadenadas, es una manera de movilidad particular de su poesía” (Beda Allemann)

Habla –
No separes el No del Sí
Dale a tu palabra también el sentido:
dale las sombras.

A medida que avanza la obscuridad, se oye la respiración. Enigma que aparece y desaparece, agonía de palabras y resurrección. Cada poema es una muerte de la cifra con la que pretendemos aprehenderlo y una invitación a reinterpretarlo. “Crear una obra es dar un nuevo cuerpo a la lengua” (Derrida)

Estar, a la sombra
de la cicatriz en el aire

Por-nada-y-por-nadie-estar
Irreconocido
por ti
solo
Con todo lo que dentro tiene espacio
también sin
habla.

Desde su enmudecimiento, el poeta nos convoca a “habitar en el habla”.
“Dice lo sagrado en la época de la noche del mundo” (Heidegger).
Celan construye su poesía con los restos, las cenizas de los hornos crematorios y les da otra vida en la escritura. Así, puede decirse que los muertos de Auschwitz laten en cada palabra. Nos respiran en la cara.

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